A este muladar del Parque Natural de la Sierra y los Cañones de Guara, acudimos con José Manuel Aguilera, presidente del Fondo Amigos del Buitre, con la ilusión de estar allí mismo, y de ver de cerca cómo bajan los buitres y se ponen sin miedo a nuestro lado. Al llegar, un gran remolino de buitres sobrevuela nuestras cabezas. "Después de tanto tiempo no es extraño que estas aves me coman de la mano. Pero sólo lo hacen conmigo", aclara Manuel.
Una vez en el sitio habitual, Manuel esparce la comida. Comienzan a aterrizar buitres leonados que poco a poco se acercan sin temor y en un momento es rodeado por unos 300 ejemplares. Algunos llevan marcas alares y anillas numeradas de PVC para su identificación.
El quebrantahuesos sobrevuela el escenario, pero no baja, no se posa. "En estos treinta años, sólo lo he tenido posado cerca de mí en cinco ocasiones. Se trata de instantes que tengo anotados en el cuaderno de campo en letra grande. Es un animal muy receloso", explica José Manuel.
De vez en cuando, se deja acompañar por niños y escolares. Él los dirige y los coloca en el espacio, para disfrutar con la observación de los buitres.
Cada 15 días, desde el camping Manuel sube a dar de comer a los buitres, si estáis interesados en acompañarle, os podéis poner en contacto con el FAB o con el camping.
En la parte superior de la Iglesia se sitúa el Museo Naturalista de La Casa de los Buitres, su visita es una buena excusa para conocer la rica avifauna que habita en la zona, buitres, alimoches o quebrantahuesos son algunas de los rapaces que se presentan en este espacio museístico.
La visita se completa acercándonos al mirador ubicado en la parte más alta del pueblo desde el cual podemos realizar observaciones directas de estas aves.
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